lunes, 20 de febrero de 2012

ξ

Recuerdo la noche que me desperté con la absurda sensación de que mi corazón sólo podía latir un número racional de veces.

Trois Dalton

jueves, 16 de febrero de 2012

A Trois Dalton



¿Te atreves a acusarme con tu dedo frío?
¿De quién era la voz que se rompió
cuando me arrojaste descosido?

¿Acaso escuchas cómo mi corazón agoniza?
¿Te conmueve el estéril latido
del que no bombea sangre sino ceniza?

¿Quién lloró la muerte de la cebolla?
¿Te arrancaste tú la piel a tiras
buscando consuelo en capas más hondas?




¿Qué vas a saber sobre la pena o el dolor
si te reduces al trazo rojo de tu boca
cuando me miras inmóvil, con tus ojos de girasol?

Foto: La Princesa del Guisante

martes, 7 de febrero de 2012

Coming back

De eso que piensas en hacer una cosa y luego no la haces porque sabes que no lleva a ningún lado.
Pues eso, pero en francés.
Y haciéndola.

viernes, 3 de febrero de 2012

A las 6

Hoy me he levantado a las cuatro y media de la tarde. He comido, descansado, paseado por la playa y cenado. Me he tirado hasta las tres de la madrugada jugando a la Wii. Llevo tres horas poniéndome al día de lo que pasa por ahí.

Ahora mismo me pesan un poco los párpados. No es sueño, qué va. Es pereza, cansancio. Ganas de no hacer nada en concreto, pero tampoco de dormir. Pero soy invitado en casa ajena y debo comportarme. De estar en la mía, no me importaría quedarme hasta tarde haciendo lo que se me viniera en gana.

Así que creo que cerraré esto, apagaré la luz y me aguantaré. Seguramente piense en cien mil cosas que al final quedarán reducidas a una. La de siempre (justo ahora suena el despertador de la señora de la casa, así que me daré prisa). La que sólo yo conozco. Pero es tarde, y no quiero aburriros con historias de viejas glorias.

Un beso y descansad.

Ah, por cierto. Hoy vi a Jorge. Y él me vio a mí.