martes, 27 de abril de 2010

"pensé que por tener novio iba a dejar de hablarnos"

No es nuevo, ni para mí ni para nadie, que las cosas pueden cambiar mucho de un año a otro. La gracia está en que, además, pueden hacerlo de un mes para otro, de una semana o de un día...

Romper con algo puede ser fácil o difícil, dependiendo de cuánto te importa ese "algo" y de los motivos que te llevan a hacerlo: si el algo es un capullo egocéntrico la ruptura suele ser inmediata; si es una riña tonta a uno no le da tiempo ni a enfadarse de verdad; si ese "algo" (venga, llamémosle "alguien") es producto de un proceso de "zombificación" (también llamado colarse por un pringado) suele llevar algo más de tiempo.

Es en este último caso cuando el dolor que se siente al romper es el que más duele. Nos encontramos en un caso en el que ni has herido la vanidad de alguien, ni has tomado parte en una discusión... simplemente una persona decide que ya no eres importante para ella.

Este proceso comenzó hará un año con una buena amiga (y mejor amiga de otros buenos amigos), y hoy, al releer mi diario, lo he recordado todo. Nosotros, imbéciles, nos creímos las palabras de un chulo-putas. Duele, sigue doliendo, el saber que has perdido a alguien porque se ha dejado arrastrar sin más, y que la escasa fuerza de voluntad de esa persona no va a hacer nada para cambiarlo. Es deprimente.

Y aunque a fin de cuentas yo no fui el que peor lo pasó, creo que si entre todos le hubiéramos enseñado como era, es, de verdad las cosas podrían haber sido diferentes.

¿Empieza ahora a despertar?

Sólo nos queda la esperanza.

tQuermos, I.D.R.

=)

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